La importancia del juego
Los niños se desarrollan y aprenden a través del juego. Es vital para ellos. También lo es para los niños con parálisis cerebral. Como padres, sabéis que tenéis que dedicar tiempo y energía a jugar con vuestros hijos para facilitarles, así, el desarrollo y aprendizaje a través del juego y disfrutar junto a él. Vuestro hijo necesita más apoyo en los juegos. Los resultados son los mismos y el vínculo afectivo que vais a crear, también.
Los primeros juegos de vuestro hijo serán similares a los de otros bebés. Son aquellos en los que intervienen los sentidos y el movimiento. Recordad que muchos niños con parálisis cerebral tienden a ponerse más tensos y a tener más espasmos musculares cuando están tumbados sobre su espalda.
Debéis buscar otras posturas que faciliten el movimiento: de lado
o sobre su barriga. Si lo colocáis de lado, podéis ayudarle poniendo un cojín detrás de la espalda para apoyarle. También es buena idea cambiar al bebé de posición cada 20 minutos aproximadamente.
A través del juego compartiréis experiencias con vuestro hijo. Es importante que estéis alerta a lo que el niño quiere comunicar, con sus movimientos, sus gestos, sonidos y expresiones del rostro. Así, aprenderéis a interpretar y dar respuesta a sus actos. El lenguaje corporal del niño tiene un clara intención comunicativa.
El juego es una forma de diversión y aprendizaje. No es una obligación ni para vosotros como padres ni para él.
Buscad los momentos en los que ambos os encontréis bien y recordad que sus momentos de atención son cortos. Aprovechad las actividades diarias como el baño o el momento de vestir a vuestro hijo.
En las primeras etapas de desarrollo son idóneos los juguetes y objetivos. Aquéllos que despierten su interés y fomenten el desarrollo de sus sentidos. Existen una gran variedad de juegos y juguetes orientados a este fin.
Animad a vuestro hijo a tocar, experimentar y descubrir las diferentes propiedades de los objetos. Avanzará en su aprendizaje y desarrollo.
Además de los juguetes, tienen una gran importancia los juegos de
movimiento. A través de canciones y ritmos conseguimos un contacto estrecho con el pequeño. Además de disfrutar del contacto mutuo, vuestro hijo experimentará y descubrirá nuevas posibilidades motrices.
Aprender un poco más
Muchos niños con parálisis cerebral necesitan más que otros el apoyo del adulto para el juego por lo que éste tiene de movimiento. Facilitadle los movimientos acercándole los objetos o llevando sus manos hacia ellos para que puede explorarlos.
Habladle acerca de lo que vais a hacer, anticipándole el próximo movimiento. Guiadle para que experimente con distintas texturas, sonidos, formas, colores, etc. Animadle a hacer ruidos y gestos.
Es importante que pueda descubrir cosas por sí mismo. No lo invitéis a que haga algo demasiado difícil para él. Esto provoca falta de interés por su parte.
Es necesario que favorezcáis la participación activa de vuestro hijo en juegos con otros niños, especialmente con sus hermanos. Puedes intentarlo en casa o en entornos infantiles comunitarios como los parques, columpios, etc.
A medida que vaya creciendo, dejadle periodos de tiempo para que juegue solo y aprenda a divertirse y a valerse por sí mismo.
Poco a poco y al tiempo que adquiere determinadas habilidades, dadle oportunidad de elegir los juguetes o juegos a los que quiera jugar o en los que participar.
Como todos los niños, querrá participar en las tareas de casa. Hacedle partícipe en todo momento de la vida familiar. Hay muchas tareas en las que puede participar activamente aunque sea con ayuda. Aumentará su autoestima.
Fabriquemos sus juguetes
Como para el resto de los niños, con distintos materiales podemos fabricar nuestro propios juguetes de forma rápida y económica. Un recipiente con agua y algunos objetos flotantes, cajas de madera o cartón y objetos diversos, telas, cuerdas, lanas, papel son útiles para este momento tan especial y divertido. Hay un gran número de libros disponibles que nos proporcionan un montón de ideas.
Escoger los juguetes
Podéis pedir consejo a los profesionales que trabajan con vuestro hijo acerca de los gustos del niño, su nivel de desarrollo y las posibles aplicaciones y adaptaciones del juguete.
También existen determinadas asociaciones y empresas jugueteras que adaptan su producto a la etapa del desarrollo o a situaciones específicas del niño.
Ayudas especiales para jugar
Podéis llevar a cabo algunas adaptaciones que facilitan el juego al pequeño: cuñas de espuma, adaptadores de lápices, materiales antideslizantes, etc. Preguntad a los profesionales que trabajan con él las adaptaciones que necesitan.
Nos vamos de vacaciones
Como para el resto de los niños, también existen programas de vacaciones, campamentos, colonias, etc. El niño requerirá mayores apoyos durante las actividades. Se realizan en periodos escolares y en fines de semana.
Estos programas proporcionan, por un lado, momentos de ocio y fomentan la relación social del niño y, por otro, suponen un tiempo de descanso para vosotros como padres y pareja.
Cuando animéis a vuestro hijo a jugar, dejadle escoger entre dos o tres. Una vez hecha la elección, guardad el resto. Si está rodeado de un montón de juguetes, se distraerá fácilmente y dejará de jugar con el primero que eligió.
Enseñadle cómo funciona un juguete nuevo no una sola vez, sino todas las que sean necesarias.
Ayudadle a que sea imaginativo. Por ejemplo, contando historias sobre sus juguetes mientras los manipula.
Si vuestro hijo no da muestras de querer jugar, animadle iniciando el juego y mostrando cómo os divertís jugando.
Guardad siempre uno o dos juguetes para ocasiones especiales o para momentos en que no muestra interés.
Los juguetes han de ser grandes, sobre todo, en la fase oral del desarrollo del niño. En este momento se llevan a la boca todo lo que cogen.
Cuando el niño llega a la edad de escolarización tenemos que buscar la que mejor se adapta a sus características y necesidades. Para la elección es importante tener en cuenta la orientación de los especialistas en atención temprana que trabajan con vuestro hijo.
La escolarización puede hacerse en centros públicos, concertados
o privados, ordinarios o específicos.
En los centros ordinarios existe una integración pero sin recursos especiales. Estas instituciones disponen, en unos casos, de ayudas para escribir o ir al baño y, en otros, cuentan con adaptaciones en todo el contenido escolar.
Los centros específicos están diseñados para alumnos cuyas necesidades educativas no pueden quedar cubiertas en los centros ordinarios ya que necesitan apoyos extensos y generalizados.
La elección de una u otra modalidad, depende de las necesidades de vuestro hijo en ese momento.
Escuelas infantiles de 0 a 3 años (periodo escolar no obligatorio).
La mayoría acogen a todo tipo de niños y disponen de adaptaciones para facilitar el acceso a niños con dificultades especiales.
Escuelas infantiles de 0 a 6 años (periodo escolar no obligatorio) Educación primaria a partir de los 6 años (obligatorio)
En esta etapa ya están diferenciados los centros ordinarios y los específicos. La división se basa en las necesidades del niño, aunque existen diferentes criterios en función de la comunidad autónoma o la localidad.
Dentro de la educación concertada o privada hay centros específicos de educación especial a cargo de organizaciones privadas no lucrativas como las asociaciones de atención a personas con parálisis cerebral.
La enorme variedad de recursos tecnológicos que ofrece hoy la sociedad ayuda a niños con discapacidad a lograr una mayor autonomía y a disfrutar de experiencias de aprendizaje similares a las de niños de su edad.
Las nuevas tecnologías también favorecen la comunicación e integración del pequeño con su entorno.
El término “nuevas tecnologías” abarca una gran cantidad de recursos y ayudas: sillas de ruedas eléctricas, adaptaciones de acceso al ordenador, programas informáticos “a medida”, comunicadores, etc.
El continuo avance y desarrollo de las nuevas tecnologías exige el asesoramiento y criterio de los profesionales que trabajan con vuestro hijo. A la hora de introducir y utilizar cualquiera de estos apoyos es conveniente acudir al especialista con el fin de conseguir una mayor y mejor adaptabilidad y funcionalidad.
Confederación Aspace.
C/ General Zabala nº 29. 28002 Madrid Teléfono: 91 5614090 Fax: 91 5634010 E-mail: administracion@confederacionaspace.org Web: www.aspace.org
La Confederación ASPACE es una entidad sin ánimo de lucro, declarada de utilidad pública, que agrupa a las principales entidades de atención a la parálisis cerebral de España. Con implantación en las 17 Comunidades Autónomas, las 70 entidades que integran ASPACE cuentan con cerca de 15.400 asociados, principalmente personas con parálisis cerebral, familiares y amigos, y ofrecen servicios de atención directa a 6.800 afectados, con cerca de 3.200 profesionales trabajando en los distintos centros.
viernes, 30 de septiembre de 2011
jueves, 29 de septiembre de 2011
Vosotros y vuestra familia- Mi bebé tiene parálisis cerebral. ¿Qué hacer? Guía para padres primerizos
¿Cómo os sentís?
Cada padre reacciona de manera diferente ante la noticia de que su hijo tiene parálisis cerebral. Por tanto, cada uno le hará frente de una forma distinta. A continuación, detallamos algunos de los sentimientos que experimentan muchos padres
Los padres de un niño con parálisis cerebral se suelen preocupar por muchas cosas. Es posible que se pregunten por cómo se verá afectado exactamente su hijo o cómo será su futuro. También les inquieta el modo de plantearles la situación a sus familiares y amigos. Asimismo, les puede preocupar su propio futuro.
Estos temores son naturales. A medida que aprendas sobre tu hijo y lo que puedes hacer para ayudarle y ganes confianza en su capacidad, los temores disminuirán.
Puedes sentir enfado o frustración contigo mismo, con tu pareja, tus padres o tus hijos, los médicos o con las autoridades locales.
Una dosis de ira es útil porque te dará energía para luchar por una buena vida para tu hijo. No dejes que ésta se quede en el resentimiento y la amargura. Intenta evitar estos sentimientos hablando de tus preocupaciones con las personas cercanas, el trabajador social u otros profesionales que trabajan estrechamente contigo.
Debido a que los niños con parálisis cerebral necesitan normalmente más atención, te sentirás culpable al irritarte con ellos con más frecuencia que con los otros. No tengas miedo de admitir estos sentimientos porque no eres el único que los siente. Hablar de ello con otros padres suele ayudar. Si te enfadas con algún médico, comunícale cómo te gustaría ser tratado.
Si tienes un hijo con parálisis cerebral, es posible que te sientas “distinto” y aislado, particularmente si no tienes pareja. Hablar con otros padres en parejas o en grupos te ayudará mucho. Los profesionales que trabajan contigo pueden informarte de los grupos o asociaciones de tu zona. Puede haber un grupo de padres con hijos con parálisis cerebral o bien más generales para padres de niños con discapacidades diferentes.
Intenta mantener el contacto con tus amigos y familiares para salir de vez en cuando. Sigue haciendo las cosas que siempre te han divertido. Es difícil, pero a la larga será beneficiosos para ti y el pequeño.
La forma en que tu familia y amigos acepten tu situación va a depender mucho de tu actitud al respecto. Si nos refugiamos en nuestra casa y con nuestro hijo, probablemente entiendan que queremos estar solos y no nos molesten llamando y quedando para salir.
Si por el contrario, nos mostramos dispuestos a seguir participando en la actividades de la familia y amigos, les estaremos indicando que necesitamos seguir contando con ellos. De este modo, estaremos normalizando la participación de nuestra familia y, en esto, no nos fallarán. Nos exigirá un esfuerzo personal afrontar diferentes situaciones y sentimientos encontrados pero, en última instancia, serán muy positivos para la familia.
Algunas madres se sienten culpables por el hecho de que hayan podido hacer algo que provocara la parálisis cerebral durante el embarazo. Este sentimiento de culpabilidad puede persistir durante los años. Si te sientes así, háblalo con un profesional de confianza. Te ayudará a clarificar los malos entendidos.
La energía que se consume cuidando a un niño con parálisis cerebral, sobre todo en los primeros años, es grande y puedes sentirte exhausto, de forma que cualquier problema cotidiano te desborde. De nuevo, recurre a tu familia y amigos para descansar y realizar alguna actividad que te relaje y gratifique (ir al cine, hacer deporte, etc). Piensa que una vez que tu hijo comience la guardería o la etapa escolar, se establecen rutinas que te aportarán más tiempo y por ello, mayor bienestar.
La crianza de un niño con parálisis cerebral requiere mucho tiempo y atención. Por ello, en ocasiones, los otros niños pueden sentirse relegados e incluso celosos. Es una situación frecuente que podemos corregir.
Todos los niños precisan de una atención que les asegure nuestro amor. Es conveniente dedicarles tiempo realizando alguna actividad en la que ellos sean los protagonistas.
Algunos niños sienten cierta responsabilidad con su hermano o hermana con parálisis cerebral. También les preocupa que ellos puedan tener una discapacidad. Deberías explicarles en qué consiste la parálisis cerebral tan pronto como creas que lo van a entender. Acomoda el mensaje a la edad de cada niño. Responde a sus preguntas. En caso de que no conozcas las respuestas, buscadla juntos, animándole a que pregunte a los profesionales que trabajan con su hermano.
Algunos de los compañeros de clase de tus hijos pueden sentir curiosidad acerca de su hermano con discapacidad. Asegúrate de que comprenden la situación de su hermano. Anímalo a explicarlo.
Procura no darles a tus otros hijos demasiado responsabilidad con su hermano. Intenta que se involucre y participe sin sobrecargarlo. Hazles partícipes con naturalidad no sólo de la atención a su hermano y sus dificultades, sino también de los buenos momentos de convivencia. Sin duda, vendrán.
Si tienes pareja, puede aparecer la sensación de que tu relación se está viendo afectada por el nacimiento de vuestro hijo. Las dificultades que surjan pueden explicarse por el estrés que conlleva el cuidado y la atención que necesita un niño con parálisis cerebral. Ante las situaciones difíciles, además, las relaciones interpersonales pueden verse afectadas. Si crees que algo de esto te está sucediendo, existen consejos y orientaciones útiles y beneficiosos. Nunca tengas miedo de pedir ayuda si se producen problemas en tu relación de pareja.
Es fundamental el apoyo mutuo de la pareja. Cada uno necesitará el apoyo del otro para aprender a vivir con un hijo con parálisis cerebral. Recuerda que los dos os sentiréis mejor si también tenéis el apoyo y la ayuda de la familia y los amigos.
Suele ocurrir que algún miembro de la pareja, en mayor o menor medida, tiende a negar el alcance de la discapacidad del pequeño. Algunas personas ocultan sus sentimientos o se escudan en su trabajo. Todo ello como defensa ante las situaciones a las que tienen que hacer frente.
Para evitar esta situación, involucraos, tanto uno como el otro, en el cuidado diario de vuestro hijo. Comentad vuestros sentimientos. Aceptad que cada ser humano expresa el dolor de forma personal. Por otro lado, aprender a hablar de las emociones es un proceso y para algunas personas el camino no es sencillo. Muchas parejas suelen encontrar ayuda hablando con otros padres.
La llegada de cualquier niño al hogar limita el tiempo del que dispone una pareja para sí misma. Un niño con parálisis cerebral va a necesitar de sus padres aún más atenciones y durante más tiempo. Es deseable enseñar a su hijo y al resto de la familia a pasar ratos juntos sin vosotros. A los adultos os proporcionará sensación de independencia y a vuestro hijo, experiencia de separación. Os brindará, asimismo, tiempo de descanso y una oportunidad para encontraros como pareja. Si tenéis la posibilidad, apoyaos en vuestra red de amigos y en su familia extensa. La mayoría de las veces esperáis su llamada desde la prudencia y el desconocimiento por temor a causarles incomodidad o más dolor.
Normalmente, la parálisis cerebral no es hereditaria y probablemente ningún otro hijo que tengáis con posterioridad se verá afectado. No obstante, en algunos casos la causa de la discapacidad no está clara por lo que es aconsejable solicitar asesoramiento
genético.
Confederación Aspace.
C/ General Zabala nº 29. 28002 Madrid Teléfono: 91 5614090 Fax: 91 5634010 E-mail: administracion@confederacionaspace.org Web: www.aspace.org
La Confederación ASPACE es una entidad sin ánimo de lucro, declarada de utilidad pública, que agrupa a las principales entidades de atención a la parálisis cerebral de España. Con implantación en las 17 Comunidades Autónomas, las 70 entidades que integran ASPACE cuentan con cerca de 15.400 asociados, principalmente personas con parálisis cerebral, familiares y amigos, y ofrecen servicios de atención directa a 6.800 afectados, con cerca de 3.200 profesionales trabajando en los distintos centros.
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La Confederación ASPACE es una entidad sin ánimo de lucro, declarada de utilidad pública, que agrupa a las principales entidades de atención a la parálisis cerebral de España. Con implantación en las 17 Comunidades Autónomas, las 70 entidades que integran ASPACE cuentan con cerca de 15.400 asociados, principalmente personas con parálisis cerebral, familiares y amigos, y ofrecen servicios de atención directa a 6.800 afectados, con cerca de 3.200 profesionales trabajando en los distintos centros.
lunes, 12 de septiembre de 2011
Vosotros y vuestro hijo - Mi bebé tiene parálisis cerebral. ¿Qué hacer? Guía para padres primerizos
Conocer a vuestro pequeño
Los niños con PCI (Parálisis Cerebral Infantil) tienen las mismas necesidades básicas que otros pequeños. Vuestro hijo las posee. Necesitan sentir y dar afecto, sentirse seguros, divertirse, recibir estímulos y tener oportunidades para aprender cosas del mundo que les rodea. Como los demás, ellos también irán conformando su personalidad con el paso de los años y con sus propias experiencias. En este proceso de desarrollo, la participación de su familia es un factor determinante. He aquí algunas indicaciones que os pueden ser de utilidad.
La importancia de la comunicación y la participación social
Ofrecedle la oportunidad de una educación normalizada,
como la de cualquier otro niño, sin sobreprotecciones ni consentimientos más allá de lo que estiméis conveniente. Apoyadlo en las dificultades y los fracasos.
Intentad, en la medida de los posible, que vuestro hijo se comporte como cualquier otro niño de su edad. Estimula a tu pareja, familia y amigos a que hagan lo mismo. La manera de tratar a vuestro hijo será el mejor modelo para enseñar a las personas de vuestro entorno más cercano cómo hacerlo.
La mejor manera de integración en un grupo social es participando en él. Participar en actos festivos de la comunidad, salir a comprar al mercado o bajar al parque son experiencias de las que no los podemos privar.
Animad a otros adultos y a otros niños a conocer a vuestro hijo. En ocasiones podemos pensar que sólo nosotros como padres podemos entender, atender y querer a nuestro hijo y, de esta manera, nos los “reservamos” en exclusividad. Sin embargo, es positivo que aprenda a estar con otras personas. Esto amplía su mundo social y le ofrece nuevas posibilidades de aprendizaje a él y al resto de los adultos que aprenden a percibirlo como un niño más con sus peculiaridades.
Comunicarse con el bebé, así como aprender a reconocer e interpretar su comportamiento son aspectos muy importantes.
La mayoría de los bebés y niños con parálisis cerebral se expresan con gestos y movimientos que a veces nos cuesta interpretar por ser bruscos o faltos de precisión. Saber apreciarlos y, especialmente cuando vuestro bebé es muy pequeño, dotar a estos gestos de intención comunicativa facilitará y enriquecerá la interacción con vuestro hijo.
Especialmente cuando vuestro bebé sea muy pequeño, procurad tenerlo cerca. Comunicaos con él o ella lo más a menudo que podáis, hablándole, mirándole o tocándole. Mientras hagáis esto, intentad aprender a reconocer los pequeños signos que vuestro bebé hace para intentar deciros algo.
El movimiento
de vuestro hijo
La parálisis cerebral afecta principalmente al sistema muscular en diversos grados y diferentes niveles. Conocer la particularidad del movimiento de vuestro hijo va a ser determinante al menos en dos aspectos fundamentales que tienen que ver con su desarrollo personal:
En la interacción con él en el día a día (para el desplazamiento, el aseo, la comida, etc.).
El contacto físico con sus padres es muy importante para su
desarrollo psicoafectivo.
Por tanto, en este apartado os daremos claves para orientaros sobre cómo llevarlo, cogerlo, movilizarlo así como sobre el modo de controlar algunas de las tensiones, espasmos musculares y otros movimientos incontrolados que pueda tener.
Lo que sigue a continuación no es más que una guía. Debéis pedirle consejo y dejaros orientar por los profesionales que atienden a vuestro hijo, siguiendo sus recomendaciones.
Para movilizar con efectividad a un niño con parálisis cerebral es necesario comprender y conocer tanto sus habilidades como sus dificultades de movimiento. Asimismo, hemos de tener en cuenta cuáles son sus reacciones habituales pues los pequeños con PCI tienen una forma particular de reaccionar y responder.El niño con espásticidad se muestra rígido y se pone más rígido al cogerle ya que se puede sentir inseguro. Sus músculos se tensan también cuando responde a un estímulo (porque desea o se emociona). Esta reacción muscular no la podemos vivir como un rechazo, pues.
El pequeño con atetosis, debido a sus movimientos involuntarios y su tono cambiante, pierde con facilidad el equilibrio y se cae con frecuencia. Se puede asustar y esto aumenta aún más sus movimientos incontrolados.
El infante con hipotonía no se mantiene en brazos, es blandito. No se mantiene erguido y esto le asusta.
Todos los niños con parálisis cerebral reaccionan lentamente. El tiempo de latencia entre el estímulo y su respuesta es largo. Esperad, no os adelantéis.
Si conocemos sus reacciones podemos adelantarnos a ellas, moverles, manejarles. Siempre lentamente, con suavidad, sin tirones ni movimientos bruscos, esperando sus reacciones y dándoles tiempo, comentándoles la maniobra que vamos a hacer para que puedan anticipar el movimiento. Así, les aportamos seguridad. De este modo, el manejo diario es para el niño un hábito agradable y por qué no, un buen momento para establecer y reforzar el vínculo afectivo con sus padres.
Es también importante hacerle partícipe del movimiento de su cuerpo y de las sensaciones que experimenta, darle el nivel de ayuda que precise para que, en la medida que el niño lo permita, podamos retirar nuestros apoyos.
Recomendaciones prácticas
No intentéis mover al niño repetidamente o con movimientos bruscos. Sus músculos necesitan un tiempo para responder a los cambios de posición. No pretendáis controlar un espasmo muscular haciendo fuerza contra el cuerpo de vuestro hijo. Esto sería peor. Es mejor mover suavemente la zona afectada, a menudo los hombros y las caderas, para ayudarle a relajar los músculos. Aprovechad las reacciones automáticas del cuerpo. Cuando estéis sujetando al pequeño, dadle todo el apoyo que necesite. De lo contrario, el miedo puede hacer que el espasmo sea más intenso. No obstante, para ayudarle lo mejor posible a que aumente su control, tratad de no darle una ayuda innecesaria. Aseguraos de que vuestro hijo cambia de posición o postura, sobre todo cuando es un bebé o tiene una discapacidad importante. Utilizad las ayudas posturales que os recomienden los profesionales que trabajan con el niño.
Para las actividades de la vida diaria (AVD) es conveniente que tengáis claras las capacidades de vuestro hijo para lograr manejarse con el mayor grado de autonomía y de la manera más segura. El grado de desempeño que vuestro hijo logre en actividades como vestirse, comer, dormir, etc. van a ser determinantes en su calidad de vida futura.
Como en cualquier proceso de aprendizaje de hábitos deberemos enseñar a nuestro hijo cómo hacer las cosas. Nos podemos beneficiar de ayudas técnicas que le faciliten el funcionamiento diario. Asimismo, hemos de ajustar su nivel de desempeño a su edad y sus capacidades así como reforzar sus logros y animarle en las dificultades.
Empezaremos por las actividades referidas a la movilidad y el desplazamiento:
Durante los primeros meses de vida de vuestro hijo, cogeréis automáticamente al bebé como a cualquier otro niño. Cuando se haga un poco más mayor, no intentéis llevarlo en el regazo como a un bebé. No le beneficia emocionalmente y no le permite ver lo que pasa a su alrededor. Una buena posición es llevarle a horcajadas sobre nuestras cadera. En esta postura sus caderas permanecerán convenientemente separadas y estimularemos las reacciones de cabeza y tronco.
Vuestro hijo puede adoptar todas las posiciones de tumbado, pero con los apoyos y la contención suficiente para que tenga el soporte que necesita y no sufra tensiones innecesarias: apoyos para la cabeza, soportes de tronco o separadores de piernas.
La manera de ayudar al niño a sentarse dependerá del tipo de parálisis cerebral que tenga. Generalmente, llevarle a posiciones de flexión sobre sí mismo nos facilitará el sentarle. Utilizad las ayudas técnicas que os recomienden: asientos pélvicos, separadores de caderas, etc.
Facilitad esta posición a vuestro hijo sólo cuando os lo indique el profesional que se encarga de su rehabilitación. Utilizad las ayudas técnicas que éste os indique: bipedestadores o planos, férulas, etc. Cuando vuestro hijo esté en pie, ayudadle colocándoos por delante para controlar una buena posición: piernas ligeramente separadas y flexionadas, apoyo completo de los pies y su equilibrio.
A los niños les encanta salir a pasear por su barrio, por el parque, ir a la compra. Por ello debemos prever su modo de desplazamiento: en brazos, con andador, en silla de ruedas, etc. No obstante, una silla de paseo de bebé ordinaria puede ser adecuada para la mayoría de los niños pequeños que tienen parálisis cerebral. A medida que va creciendo puede ser imprescindible utilizar sillas con adaptaciones específicas. Sobre la adecuación de las adaptaciones y modo de desplazamiento os podrán informar y orientar los profesionales que trabajan con vuestro hijo.Los bebés que tienen parálisis cerebral no son más difíciles de vestir que cualquier otro bebé. A la edad de 8 o 9 meses os iréis percatando de que su rigidez, sus espasmos musculares o sus movimientos incontrolados empezarán a complicar esta tarea.
Si es posible, sienta al niño sobre tus rodillas mientras lo estés vistiendo. Asegúrate de que tanto tú como el pequeño estáis bien equilibrados, que el niño está ligeramente adelantado y la ropa al alcance de la mano. Es imprescindible que tanto tú como tu hijo os sintáis seguros.
Si vuestro hijo quiere vestirse o desvestirse, mostraos cooperativos. Animadle a aprender a ponerse la ropa y a quitársela cuando él crea que está preparado. No hagáis las cosas que él puede hacer por sí solo por el mero hecho de considerar que es demasiado pronto. Cuando haga algo correctamente, aunque parezca sencillo, felicitadlo intensamente.
Aprovechad para hablar con vuestro hijo mientras estéis realizando esta tarea. Informadle para que se anticipe a lo que vamos haciendo, dándole instrucciones para que sepa la secuencia de las tareas, nombrándole las partes de su cuerpo que vamos cubriendo o desnudando o simplemente comentadle lo que vais a hacer luego.
El vestirse y desvestirse, como todas las actividades de la vida≤diaria, debe ser un momento ameno y distendido. Debemos prever el tiempo de que disponemos, la ropa que necesitamos, acondicionar el lugar, etc. De esta manera enseñaréis a vuestro hijo que, a pesar de las dificultades que su discapacidad pueda generar, con los apoyos necesarios, la ropa y las condiciones adecuadas, podéis disfrutar de esta actividad día a día.
Consejos prácticos para vestir a vuestro hijo
La mayoría de las camisetas, chándals, monos y vestidos
son adecuados para los niños con parálisis cerebral
sin necesidad de hacer modificaciones complicadas.
Elegid blusas con mangas amplias e intentad que use
prendas que no le queden demasiado pequeñas.
Es importante comprar un calzado cómodo y adecuado
para vuestro hijo. Si necesita un calzado especial podéis
comprarlo vosotros mismos pero dejaos aconsejar por el
médico o fisioterapeuta.
Empezad a vestirlo por el brazo o la pierna más afectados.
No intentéis tirar de sus brazos por los dedos a través
de las mangas que ya este movimiento hace que su codo
se doble aún más.
Aseguraos de que las piernas del niño están dobladas
antes de ponerle los calcetines y los zapatos. Esto le
ayudará a que sus tobillos y sus pies estén menos tensos
y que los dedos de los pies no tiendan a curvarse hacia
dentro.
Compradle ropa adecuada a su edad. Vestidle acorde
con el momento y el lugar en el que estén. Muchas veces
la normalización comienza por vestirle como otros chicos
de su edad.
La hora de la comida:
Si en el apartado anterior comentábamos la importancia de que estas tareas el día a día sean amenas y placenteras, en el caso de la alimentación es fundamental no perder los nervios y hacer de la comida un momento agradable. En la medida que estemos tranquilos, transmitiremos seguridad y sosiego a nuestro hijo. Esto favorece que el pequeño adopte una postura adecuada, preste más atención y, al estar más relajado, su deglución será más eficaz.
Comer en ambientes tranquilos, anticipándole lo que va a comer, haciéndole partícipe de la situación, son estrategias que le facilitan la comida.
Algunos niños con parálisis cerebral no pueden chupar ni tragar como los otros niños. Alimentar a su hijo requiere tiempo y cierta habilidad. El logopeda o el fisioterapeuta os orientarán en cuanto a posturas, texturas y ayudas que pueden prestar al niño para mejorar el proceso.
Muchas madres prefieren amamantar a su bebé. Podéis consultar esta cuestión con el pediatra y solicitar ayuda a los profesionales de rehabilitación.
Cuando vuestro hijo aprenda a comer solo, dadle únicamente la ayuda imprescindible. Su fisioterapeuta, logopeda y médico podrán ayudaros con esto.
Como a todos los niños, lo felicitaremos efusivamente cuando ha hecho algo bien e intentaremos relajarnos si ensucia demasiado. Debemos prever el uso de pechitos, platos de plástico, vasos, pajitas. Todo lo necesario para facilitarle el aprendizaje.
Debido a que los niños con parálisis cerebral también tienen problemas para masticar, la comida puede quedar fácilmente entre sus dientes y encías. Además, los alimentos triturados se “pegan” con más facilidad a los dientes. La prevención es fundamental por lo que una correcta higiene tras cada comida evitará problemas futuros. En este tema también puede solicitar asesoramiento para controlar sus reflejos orales, elegir el cepillo adecuado, su postura, etc.
Es recomendable hacer una revisión bucodental periódica para evitar problemas futuros.
La hora del baño debe ser divertida, además de un momento para el aseo personal. Podéis bañar al bebé solo o hacerlo al mismo tiempo que vosotros.
A medida que el niño vaya creciendo, es útil usar ayudas técnicas que os faciliten el baño. Consultad a los profesionales sobre éstas y cómo ayudar al pequeño a que lo haga con la mayor independencia.
No es fácil acostumbrar a ningún niño a usar un orinal o un aseo. Con un niño con parálisis cerebral tendremos dificultades añadidas. Pueden tener problemas para relajarse lo suficiente y para presionar los músculos que hacen vaciar los intestinos.
A pesar de las dificultades, en la medida de lo posible, acostumbrad al niño a utilizar el aseo. No lo habituéis al uso del pañal si no es totalmente necesario. Los profesionales que trabajan con vuestro hijo os pueden dar algunos consejos prácticos para ayudar al pequeño.
Muchos niños con parálisis cerebral no se quedan dormidos fácilmente o tardan bastante tiempo en conciliar el sueño porque la movilidad reducida hace que no estén cansados y pueden sentirse más incómodos en la cama. En algunos casos, pueden tener el sueño cambiado porque duermen siestas a lo largo del día de forma desordenada.
Intentad establecer una rutina en relación con la hora de ir a la cama, como con todos los niños. Estableced una secuencia que lo vaya relajando. Por ejemplo: el baño, una canción, su muñeco o un cuento y a dormir.
Despertarse por la noche
Como muchos otros niños, los pequeños que tienen parálisis cerebral pueden despertarse a menudo por la noche, bien para solicitar compañía o se les cambien de postura. Acudid a su llamada. Tratad de responder a su demanda para luego alejaros y permitir que continúe durmiendo.
Recordad que muchos niños tienen dificultades para aprender a dormir solos. Si tenéis dudas, consultad con los profesionales que tratan a vuestro hijo.
En todo caso, recordad que vuestro hijo puede aprender a dormir solo.En los primeros años de su vida, como muchos niños, es posible que vuestro hijo tenga que pasar un tiempo en el hospital. Algunos niños tienen que someterse a operaciones quirúrgicas que le ayudarán a controlar sus músculos o a sostenerse con menos dificultad. Éste puede ser un momento difícil para ambos. Preparadle para ir al hospital leyéndole cuentos o historias de hospitales si su madurez y comprensión lo permiten.
Acompañadle siempre. Le ayudará el llevar algún objeto personal como un muñeco que le recuerde a su casa.
Dad instrucciones al personal del hospital de cómo coger, dar de comer, lavar o vestir a vuestro hijo o de cualquier otra cuestión que estiméis conveniente. Recordar que conocéis a vuestro hijo mejor que el personal del centro por lo que vuestra información será muy valiosa.
Confederación Aspace.
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La Confederación ASPACE es una entidad sin ánimo de lucro, declarada de utilidad pública, que agrupa a las principales entidades de atención a la parálisis cerebral de España. Con implantación en las 17 Comunidades Autónomas, las 70 entidades que integran ASPACE cuentan con cerca de 15.400 asociados, principalmente personas con parálisis cerebral, familiares y amigos, y ofrecen servicios de atención directa a 6.800 afectados, con cerca de 3.200 profesionales trabajando en los distintos centros.
jueves, 8 de septiembre de 2011
Que es la Parálisis Cerebral -Guía para padres primerizos...
La definición de parálisis cerebral adoptada por la Confederación ASPACE (Confederación Española de Federaciones y Asociaciones de Atención a las Personas con Parálisis Cerebral y Afines) es la siguiente: un trastorno global de la persona consistente en un desorden permanente y no inmutable del tono, la postura y el movimiento, debido a una lesión no progresiva en el cerebro antes de que su desarrollo y crecimiento sean completos. Esta lesión puede generar la alteración de otras funciones superiores e interferir en el desarrollo del sistema nervioso central.
Los rasgos de la parálisis cerebral generalmente admitidos son:
Se produce por una lesión en el encéfalo, lo que permite establecer un diagnóstico diferencial con respecto a otros trastornos como miopatía, espina bífida, poliomielitis, etc.
La lesión cerebral de que se trate se puede producir desde el inicio de la gestación hasta los 3 años.
Dicha lesión es irreversible y no evoluciona. Los síntomas pueden cambiar a lo largo de la vida de la persona.
Los trastornos resultantes de la parálisis cerebral son múltiples y complejos. El más frecuente y evidente se caracteriza por alteraciones en la postura, tono muscular y movimiento. También pueden asociarse trastornos sensoriales, perceptivos, cognitivos, respiratorios, epilepsia, trastornos del lenguaje, de conducta, etc.
Quién tiene parálisis cerebral
La parálisis cerebral se ha convertido en la causa más frecuente de discapacidad física entre la población infantil. Actualmente podemos hablar de hasta 2,8 personas con parálisis cerebral por cada mil habitantes. Lo que en España nos sitúa con una población estimada de 120.000 personas. Puede afectar a niños y a niñas de cualquier raza y condición social.
Hoy sabemos que, a pesar de los avances en la prevención y tratamiento, las cifras de personas afectadas han aumentado ligeramente. Esto último es debido, fundamentalmente, al aumento de las posibilidades de supervivencia de los bebés prematuros en situación crítica, consecuencia de una sustancial mejora en los tratamientos y cuidados recibidos.
Cuáles son las causas
Las lesiones que provocan la parálisis cerebral suceden durante la gestación, el parto o durante los primeros años de vida. Actualmente ha habido un descenso significativo de las causas acaecidas en torno a parto y se han incrementado las causas durante el período de gestación.
Las causas pueden ser:
Prenatales: infecciones intrauterinas (especialmente virales), las intoxicaciones (sustancias tóxicas, medicamentosas), exposición a radiaciones, etc.
Perinatales: la anoxia, la prematuridad, los traumatismos mecánicos del parto y el desprendimiento placentario prematuro.
Postnatales: incompatibilidad sanguínea, las encefalitis y meningitis, problemas metabólicos, lesiones traumáticas y la ingestión accidental de sustancias tóxicas.
Cuáles son los principales tipos de parálisis cerebral
La parálisis cerebral, como sabéis, no es un término que agrupa una única tipología con síntomas homogéneos. La lesión cerebral no permite o dificulta la transmisión de mensajes del cerebro hacia los músculos distorsionando los movimientos de estos. Este daño genera diversos tipos de parálisis cerebral. Tal vez vuestro hijo tenga una combinación de dos o más tipos. Muchas personas la tienen.
Una forma de clasificar la parálisis cerebral es según la parte del cuerpo afectada:
La hemiplejía
La diplejía
La tetraplejia
La complejidad de la parálisis cerebral y sus efectos varía de una persona a otra. Suele ser difícil, por ello, clasificar con precisión el tipo de parálisis cerebral que padece un niño. Algunos de los tipos tradicionalmente considerados como más importantes se determinan por el trastorno neuromotor:
La corteza cerebral no funciona correctamente. Es la más frecuente.
Los grupos musculares se contraen todos a la vez impidiendo
la correcta ejecución de los movimientos.
A veces, estas mismas contracciones exageradas se pueden
intensificar ante estímulos tales como ruidos, emotividad, gravedad,
actividades voluntarias, etc.
Se produce cuando la parte central del cerebro no funciona adecuadamente.
Afecta, básicamente, al tono muscular que fluctúa de alto (hipertonía) a bajo (hipotonía). Durante el sueño el tono muscular es normal. Estas alteraciones provocan movimientos bruscos, incontrolables, involuntarios y lentos debidos a los desequilibrios de las contracciones musculares.
En este caso el cerebelo es la parte afectada. Provoca problemas de equilibrio y destreza manual con disminución de la fuerza muscular (hipotonía).
Lo más frecuente es que nos encontremos con una mezcla de los síntomas de los tres tipos anteriores y por ello a los profesionales les resulta difícil dar un diagnóstico preciso.
¿Hay otras dificultades asociadas con la parálisis cerebral?
A la parálisis cerebral, generalmente, se asocian problemas de diversa índole. Junto a las dificultades en el movimiento pueden aparecer alteraciones sensoriales, de comportamiento, de personalidad, cognitivas, comunicativas o de salud. Esta realidad hace que, a veces, se entienda que estamos ante personas con pluridiscapacidad.
El problema visual más común es el estrabismo. Este se puede corregir con parches, toxina botulítica o intervención quirúrgica. Los niños con parálisis cerebral pueden desarrollar, en algunos casos, problemas visuales más serios. Algunos tienen defecto cortical lo que incide en la interpretación de las imágenes en el cerebro.
El pequeño, en ocasiones, no es capaz de relacionar el espacio con su cuerpo. Le resulta difícil, por ejemplo, calcular las distancias o construir visualmente en tres dimensiones. Tenéis que tener en cuenta, eso sí, que estas dificultades no están relacionadas con su capacidad intelectual.
Los problemas de audición son poco frecuentes aunque si el nervio auditivo está afectado vuestro hijo puede desarrollar hipoacusia (los sonidos se perciben más bajos) o sordera.
La capacidad de comunicarse de vuestro hijo va a depender, en primer lugar, de su desarrollo intelectual. Desarrollo que recomendamos estimuléis desde los primeros años de vida.
Su capacidad de hablar dependerá de su habilidad motriz para controlar los pequeños músculos de la boca, la lengua, el paladar y la cavidad bucal.
Las dificultades para hablar que tenga el niño suelen ir unidas a las de masticar y tragar. La intervención conjunta de varios profesionales os ayudará a mitigar o solucionar estos problemas.
Muchos niños pueden ejercitar, en alguna medida, la comunicación verbal. Para aquellos a los que les resulte más complicado existen sistemas aumentativos y alternativos de comunicación.
La epilepsia afecta a uno de cada tres niños con parálisis cerebral. Es imposible predecir de qué manera o en qué momento vuestro hijo puede desarrollar los episodios. La epilepsia se puede controlar con medicación específica.
Es posible que vuestro hijo presente alteraciones en el aprendizaje debido a dificultades en la atención, concentración, memorización o procesamiento de la información.
A ello se añaden las dificultades de interacción del niño con el entorno provocadas por las alteraciones motóricas.
En algunos casos, la parálisis cerebral lleva asociados retraso mental y/o trastornos de conducta que dificultan también el proceso de aprendizaje del pequeño.
Otros problemas
Las infecciones respiratorias, alteraciones de conducta o los trastornos el sueño se añaden a la lista de posibles dificultades que presenta un niño con parálisis cerebral.
Confederación Aspace.
C/ General Zabala nº 29. 28002 Madrid Teléfono: 91 5614090 Fax: 91 5634010 E-mail: administracion@confederacionaspace.org Web: www.aspace.org
La Confederación ASPACE es una entidad sin ánimo de lucro, declarada de utilidad pública, que agrupa a las principales entidades de atención a la parálisis cerebral de España. Con implantación en las 17 Comunidades Autónomas, las 70 entidades que integran ASPACE cuentan con cerca de 15.400 asociados, principalmente personas con parálisis cerebral, familiares y amigos, y ofrecen servicios de atención directa a 6.800 afectados, con cerca de 3.200 profesionales trabajando en los distintos centros.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Mi bebé tiene parálisis cerebral. ¿Qué hacer? Guía para padres primerizos
Vuestro hijo será muy pequeño cuando se le diagnostique Parálisis Cerebral Infantil (PCI) y seguramente os informen en el hospital. Independientemente del esfuerzo de los profesionales por tratar de explicaros qué significa eso de la PCI, no lo comprenderéis. En ese momento, el nacimiento de un hijo es lo más importante para unos padres ilusionados que meses antes van generando expectativas y planes de futuro que parece quedan “aparcados” por unas palabras sin sentido. Palabras de las que sólo entendemos infantil, que es la única que teníamos reservada en nuestro vocabulario para esos meses que se avecinan. Parálisis cerebral, no, por lo menos no para nuestro hijo. Tendréis que disculpar que tratemos el tema con cierto tono predictivo, pero de este modo lo han vivido o lo viven miles de familias en España e ilustra un momento clave para vo sotros y vuestros hijos. Las familias, a lo largo de estos años, nos han comentado su experiencia y cómo las primeras reacciones de rabia, ira o culpabilidad se tornaban, con el tiempo, en sentimientos de soledad, miedo, desazón, etc. También nos han explicado cómo a estas emociones se unía, en ocasiones, la esperanza, el coraje, la unión, la ternura, el descubrimiento y, por qué no, el disfrute. Con el pasode los años, todas estas emociones y muchas más pasarán a visitaros en cada momento evolutivo de vuestro hijo, en cada cambio de expectativas, de nuevas necesidades, en todas y cada una de las experiencias que como familia os tocará vivir. Estos sentimientos son naturales y la mayoría de las familias los superan a medida que van conociendo a su hijo. En estos primeros momentos, algunos padres prefieren estar solos una temporada, con su pareja o con sus amigos íntimos. Otros se apoyan en la familia. Otros buscan apoyo e información en profesionales. Lo más importante, en definitiva, es que decidáis qué es lo mejor para vosotros y vuestra familia. No hay una única manera de hacer las cosas ni un único modo de entenderlas. Por ello, decidáis lo que decidáis, será lo mejor para vosotros y vuestro hijo. Es éste un camino que conocemos. Aún así, cada familia ha de recorrer el sendero por sí misma, con todos los apoyos necesarios y con la serenidad que da saber que no sois los únicos padres que tienen un hijo con PCI. Sabemos cómo os sentís y, aunque os parezca lo contrario, no estáis solos.
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